lunes, 2 de agosto de 2021

Plomo, el enemigo silencioso de las infancias y el ambiente

Muchas veces pensamos que por prohibir un contaminante es suficiente para reparar el problema, lamentablemente, en algunos casos no lo es. En el mundo hay cerca de 800 millones de menores de edad con intoxicación por plomo. Por eso, en esta columna ambiental, vamos a ver qué tan eficiente es simplemente prohibir un contaminante.

    El plomo es un metal pesado que es ampliamente usado debido a su fácil uso o ductilidad. Se utiliza hoy en día como cubierta para cables, ya sea la de teléfono, de televisión, de internet o de electricidad. Sin embargo, su fama viene de haber sido un componente de los combustibles fósiles (nafta particularmente), altamente contaminante. Cabe agregar, que el plomo no es un compuesto que este naturalmente en nuestro organismo, por lo que se lo considera un elemento extraño y, para la Organización Mundial de la Salud (OMS) “ninguna cantidad es recomendable y toda cantidad es peligrosa”. Como agravante, este metal no se metaboliza (degrada) sino que se deposita y permanece, no solo en el ambiente, si no en cuerpos, dado que “reemplaza” al calcio. Esto último se refiere al lugar primordial que ocupa el calcio a nivel de sinapsis o conexión de las células nerviosas, si justo el plomo se encuentra en el lugar donde debería haber calcio, esta toma su lugar. Haciendo que las señales entre células y neuronas no se transmita, lo que provoca un encogimiento del cerebro. Esta acumulación puede causar problemas graves en el sistema nervioso e incluso la muerte. En particular, la población más vulnerable corresponde a las infancias debido a que al estar en etapa de desarrollo, tienen mayor absorción y menor excreción, además que pueden tener ciertos hábitos como llevarse las manos y otros objetos a la boca.

    Dado estos efectos sobre la salud de las personas y los ambientes, el plomo está prohibido en combustibles y pinturas en varios países del mundo y particularmente en nuestro país está prohibido en los combustibles desde el año 1996 y en pinturas desde el año 2004. Sin embargo, pese a que los niveles en la atmósfera de este elemento químico están reduciéndose, sus efectos aún hoy en día afectan a la población mundial. Se estima que, según Unicef y la ONG Internacional “Pure Earth”, que la intoxicación por plomo es un problema tan grave y tan global que 1 de cada 3 niños y niñas en el mundo, es decir, 800 millones de menores de edad a nivel mundial, tienen niveles de plomo en la sangre iguales o superiores a 5 microgramos por decilitro (µg/dL), el nivel en el que es necesaria una intervención médica de urgencia. Según estas fuentes, el mayor daño se presenta en bebes e infancias menores de 5 años de edad, debido a que sus cerebros todavía no han tenido oportunidad de desarrollarse plenamente, causando daños irreparables como deterioro neurológico, cognitivo y físico para toda la vida. Además, la OMS advierte que en adultos puede causar daños a largo plazo y aumentar el riesgo de hipertensión arterial y lesiones renales.

    Claro que no todo el plomo contaminante fue debido a la gasolina, aunque su impacto claramente fue muy fuerte. Otra fuente de contaminación son las baterías de plomo, que todavía algunos autos más antiguos tienen. Su disposición y/o reciclaje ineficiente puede resultar en grandes cantidades de plomo contaminando los suelos y luego las aguas subterráneas o superficiales. Otras son debido al agua procedente del uso de tuberías fabricadas con plomo, la pintura a base de plomo (prohibida en nuestro país), las soldaduras de plomo en latas de alimentos y el plomo en especias, cosméticos, juguetes y otros productos de consumo.

    Dentro de cada país, las infancias más vulnerables son aquellas de familias de bajos recursos.

    En la actualidad, este tema está haciendo eco alrededor del mundo y encendiendo todas las alarmas. Unicef recomienda, en torno a la “justicia ambiental”, realizar acciones coordinadas en diferentes “esferas”, desde el monitoreo en sangre de plomo, la prevención en la exposición de infancias a productos que contengan plomo y, asegurar el correcto reciclaje de baterías y elementos que puedan contener este compuesto.

Lamentablemente, hemos generado como especie muchos enemigos silenciosos que nos atacan por nuestras acciones. Sin embargo, nunca es tarde. Y es fundamental que el número de personas afectadas por contaminación por plomo baje drásticamente.



miércoles, 21 de julio de 2021

No es la misma lluvia la que inunda Europa que la que crean en Emiratos Árabes

Esta semana que pasó vimos como un mismo evento climático puede ser catastrófico y extremo o altamente buscado al mismo tiempo. Mientras en Alemania las inundaciones costaron mas de 100 muertos y 1300 desaparecidos, en Emiratos Árabes Unidos siembran nubes de lluvia para terminar con la sequía. Por eso hoy, en esta columna ambiental vamos a hablar de extremos, clima y cambio climático.

    Al vivir en un planeta tan inmenso como nuestra querida Tierra sabemos que los contrastes son fundamentales para la vida en esta, los blancos y negros en sí no existen y es una amplia gama de grises la que gobierna. De esta manera, mientras en varios países europeos las fuertes tormentas causaron inundaciones que resultó en más de 100 fallecidos y 1300 desaparecidos, en Emiratos Árabes Unidos, la sequía y las altas temperaturas de más de 50 C° han llevado a crear lluvia el mismo día que las inundaciones.

    Pero vamos por partes, desde lo más malo a lo más innovador para que la persona lectora se lleve un registro contrastante e interesante al terminar de leer esta columna.

    El pasado miércoles y jueves, Alemania, Bélgica y Luxemburgo reportaron precipitaciones de más de 150 mm/24 horas de intensidad (cantidad de agua de lluvia por tiempo), lo cual, en resumidas cuentas, significa mucha cantidad de agua en poco tiempo. Este tipo de eventos, según meteorólogos alemanes, sucedió debido a que esa región quedó “atrapada” en una región de alta presión, por lo que la tormenta no pasó y su estadía en un solo lugar causó desastres. Se han reportado hasta el momento más de 100 muertes y 1300 desaparecidos. Con al menos 200.000 personas sin suministro eléctrico ni agua, se han cortado rutas y colapsado líneas férreas, derrumbado casas e inundado sótanos, donde familias enteras han quedado atrapadas. Las ciudades no pudieron contener esta cantidad de agua, pero, ¿esto es normal?

    Según reportes oficiales alemanes, este fenómeno climático que detallé anteriormente (de las altas presiones) suele ocurrir una vez cada 100 años, sin embargo, existen reportes de personas afectadas por las inundaciones que afirman que en el año 2016 también sufrieron de este tipo de catástrofes. Entonces, ¿será que hace ciertos cientos de años no había la cantidad de gente suficiente para que apreciara el impacto de estas grandes cantidades de agua, el crecimiento de las urbes aumentó el efecto de las lluvias, hay una mayor recurrencia o frecuencia por cambio climático o una mezcla de todas las anteriores? Lo que si sabemos es que el clima en sí (temperatura y precipitación) no son ni buenos ni malos, son componentes del enorme sistema que llamamos hogar, nuestras acciones como especie modifican los ambientes y sus climas, pero en sí, la lluvia y la temperatura no son ni buenas ni malas.

    Y para reafirmar esto último que digo, el pasado miércoles y jueves (también), se registraron fuertes lluvias en varias regiones de Emiratos Árabes Unidos (EAU, que, según el Centro Nacional de Meteorología emiratí se llevaron a cabo operaciones de siembra de nubes para aumentar las precipitaciones debido a las olas de calor de más de 50C° en el país. Estas zonas “siempre” fueron desérticas y calurosas (las comillas son porque hablo a escala de menos de 10mil años), pero, el crecimiento poblacional de las urbes como Abu Dabi, Dubái y Sharjah significa que haya más personas que sienten el impacto del calor y la sequía, por lo que la lluvia en grandes cantidades en este caso es una bendición más que una catástrofe. Queda preguntarnos ¿existirá algún “efecto mariposa” relacionado a modificar directamente el clima haciendo que llueva? ¿qué efectos veremos en el largo plazo de este tipo de prácticas? Recordemos que, esos ambientes son importantes por la función que tienen a escala planetaria, por ejemplo, gracias al desierto del Sahara existe el Amazonas, que será tema para otra columna, pero, no olvidemos que estos ambientes son así por algo y nosotros como especie somos los que nos ponemos en los lugares.

A modo de cierre, esta claro que todo es relativo, pero, deseo que esas personas desaparecidas en Europa y tantos otros países en distintos continentes por razones climáticas u otras puedan volver pronto con sus familias.


Como un minúsculo país del Pacífico nos pone en jaque ambiental

Hace una semana nos preocupamos sobre la posibilidad de realizar extracción de petróleo por medio de fracking o fractura hidráulica en el mar (off shore) en Mar del Plata, pero hoy, esto parece pequeño en comparación de una nueva forma de extracción marítima que pone en alerta a la comunidad ambiental mundial. Por eso hoy, en esta nueva columna ambiental, vamos a hablar sobre la minería en altamar.

    Nauru, una pequeña nación insular en el océano Pacífico que exige desde hace algunos años que se le permita realizar minería en el fondo del mar. Esto pone en alerta al mundo científico ambiental debido a que puede desencadenar una serie masiva de extracciones mineras en el fondo del océano, lo cual puede tener grandes impactos ambientales. Lo que se quiere extraer específicamente son unos denominados “nódulos” que son ricos en cobalto y otros metales valiosos que podrían ser útiles para baterías y sistemas de energía renovable. Todo esto potenciado por la necesidad de una transición hacia una economía libre de combustibles fósiles.

Lamentablemente, aun no se tiene tanto conocimiento científico sobre cómo se comportan las llanuras abisales o del fondo marino, pero se estima que son ecosistemas altamente complejos, ricos en biodiversidad y delicados, por lo que, y regidos por el principio precautorio, no se aconseja realizar este tipo de actividad.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuenta con distintas comisiones o secretarías que se encargan de distintos temas, entre ellas se encuentra la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM) que supervisa el fondo de los océanos. Por su parte Nauru, ha activado una cláusula de “letra chica” que podría acelerar el proceso minero, una subcláusula de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar que permite a los países apretar un "gatillo" acelerador de dos años si sienten que las negociaciones van demasiado lentas. Este país en asociación con la empresa minera DeepGreen, sostienen que la comunidad internacional tiene el "deber" de hacer este movimiento para ayudar a alcanzar la "certeza regulatoria". Entre las justificaciones de este país se encuentra su vulnerabilidad ante el cambio climático (por la elevación del nivel del océano Nauru puede desaparecer) y su “buena voluntad” por las energías renovables.

Mientras tanto, el Fondo Mundial para la Naturaleza exige que la prorroga se mantenga para poder, al menos, tener un mayor entendimiento de los posibles impactos que pueda traer esta actividad. Y, la ONU y el AIFM dicen que ninguna empresa submarina debería comenzar a minar en los próximos años.

Por el momento, Nauru se volvió tema de interés a nivel internacional y nos pone a recapacitar hasta donde el uso de energía renovables no puede llegar a ser igual o más perjudicial que los combustibles fósiles. Claro, que, si ponemos en la balanza, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero son un problema que hay que cortar ya y el uso de energías no contaminantes es necesario. Pero, hay que poner el ojo en que la generación de estas no sea un perjuicio.

El camino a la sustentabilidad no es en línea recta, aún debemos pasar algunos obstáculos, sobre todo relacionados a la falta de entendimiento científico de algunas zonas de nuestro planeta. La investigación y avance tecnológico deben ir de la mano con la comprensión de nuestro mundo. Por lo pronto, aún nos queda esperar para ver que pasa también con la Evaluación de Impacto Ambiental en “La Feliz”.

jueves, 1 de julio de 2021

El COVID 19 no fue bueno para el ambiente tampoco

Pese a que se pensó que el año 2020 fue mejor ambientalmente que sus predecesores debidos a la cuarentena mundial causada por el virus SARS-COVID 19, la realidad fue bastante desilusionante. Por eso en la columna ambiental de hoy vamos a ver qué paso en el 2020 que recién ahora, por comparación de datos, nos estamos enterando.

 

    El año 2020 fue un año que quedará en el recuerdo de la gente debido a la pandemia ocasionada por el virus SARS-COVID 19 y pese a que se pensó que debido al freno mundial o “lock down” el ambiente iba a recibir un respiro, lo cierto es que no fue así. Cuando hablamos de un respiro para el ambiente nos referimos a que hayan disminuido las emisiones de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono (CO2), oxido nitroso (NO2), vapor de agua, metano (MH3), entre otros; que hayan cesado o disminuido las actividades que impactan al ambiente, como la tala de árboles o deforestación y/o a que la cantidad de residuos plásticos arrojadas al mar hayan disminuido. Sin embargo, al ver los datos del año pasado con respecto al 2019 y al 2021, se llega a una conclusión que será para el final de esta nota.

    Pero vamos por partes. Primero, vamos a explicar algunos conceptos para entender algunos puntos importantes. Todos los años existe el “día de sobregiro” o “Overshoot Day” el cual se refiere a la fecha en que la humanidad alcanza el límite de los recursos de la naturaleza, excediendo lo que los ecosistemas de la Tierra pueden regenerar en el año. Si este año llega más tarde que temprano es mejor y lo ideal sería que algún día deje de existir, de manera que nunca estemos consumiendo los recursos del año siguiente.

    El día de sobregiro para el año 2019 fue el 19 de Julio, mismo día que se estima para este año 2021, mientras que para el 2020 fue el 19 de agosto, eso es bueno, interesante, pero, ¿realmente bastó? Bueno, lamentablemente no. Según el Espacio Mundial de la Situación Ambiental (WERS por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el balance ambiental da positivo en contaminación. Siendo el año 2020 el que más gases de efecto invernadero genero desde 1958. Entonces, ¿cómo puede ser que pese a no haber consumido tan rápido todos los recursos (o llegado después al día de sobregiro) hayamos emitido más gases de efecto invernadero? Para responder esto debemos recordar que el día de sobregiro constituye un modelo, una simulación de la realidad para tener una idea de cuánto estamos o no consumiendo en relación a cuánto se puede renovar el planeta. Un mes de diferencia entre año y año no conlleva a una victoria ambiental, la “aguja” de nuestra balanza ambiental necesita de varios años donde nos retrasemos varios meses en este sobregiro.

    Por otro lado, o mejor dicho en adición, el año 2020 ha traído consigo una nueva forma de generar basura y plásticos que terminan en el océano, las mascarillas o barbijos y la mayor utilización de productos descartables debido a su seguridad frente a la disminución de contagios, trae consigo un retroceso en las políticas ambientales de incentivo a elementos reutilizables, pese a que puede haber elementos sanitizados y reutilizables, muchas personas utilizan barbijos de tela. No solo son más económicos y ambientalmente amigables, si no que muchas veces vienen con diseños más cómodos que las mascarillas descartables. Por último, durante 2020, la pérdida de bosques nativos en el norte de Argentina fue de 114.716 hectáreas versus 80.938 hectáreas durante el año 2019 en cuatro provincias del norte del país. Esto último es información revelada por parte de una ONG ambientalista por medio de medición con imágenes satelitales.

A modo de conclusión tomo una frase dicha en una de las ultimas reuniones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “un medio ambiente saludable es un requisito indispensable para que las personas sean más saludables”. En definitiva, el año 2020 fue un año sin salud para la humanidad y el ambiente. 

miércoles, 23 de junio de 2021

Las bombas de semillas pueden ser un problema...

En la columna ambiental de hoy vemos por qué el mensaje de tirar semillas al costado de la ruta y las famosas “bombas de semillas” en realidad pueden ser muy peligrosas para el medio ambiente.

    Desde hace un tiempo se puede ver en redes sociales imágenes que alientan a las personas a tirar semillas de frutas comestibles en los costados de la ruta para “reforestar” como solución ambientalmente amigable a la falta de árboles. Sin embargo, este mensaje es bastante peligroso para el ambiente y sus ecosistemas. Vamos a ver por qué no es tan buena idea tirar semillas donde sea.

    Primero, vamos a definir qué es un ecosistema para poder ubicarnos y contextualizar mejor. Un ecosistema es un “sistema biológico constituido por una comunidad de seres vivos y el medio natural en que viven.” y existen muchos tipos de ecosistemas. Hay sistemas ecológicos acuáticos lacustres, marinos, de selva, de bosque, de pastizal, de desierto, entre otros. Cada uno de estos ambientes tiene características propias climáticas (temperatura y precipitación) que hace que las especies de flora y fauna que la componen estén habituadas a vivir ahí. Por ejemplo, en los desiertos, debido a los escases de agua y altas temperaturas, las plantas están adaptadas con hojas reducidas para no perder agua, estas hojas pequeñas muchas veces pinchan para defenderse de herbívoros y aquí tenemos el por qué de las espinas. O, por ejemplo, la gran altura de los arboles en los bosques y selvas para poder recibir luz solar para “alimentarse” por medio del proceso de fotosíntesis. O animales totalmente blancos para camuflarse en la nieve, como los osos polares. Cada ser vivo tiene su característica en coherencia con el ambiente donde vive y forma una red interconectada y equilibrada con su entorno y los demás organismos vivos.

    Entonces, ¿es correcto plantar árboles de mandarina proveniente de las zonas tropicales de Asia en los pastizales de la región pampeana? ¿es correcto plantar árboles donde no los había por características naturales? Claramente, no. Puesto que esto puede afectar enormemente el equilibrio de los ecosistemas nativos, que, por cierto, ya están bastante alterados y de pastizales pampeanos nativos solo nos quedan los costados de las rutas.

    Ojo, estas ideas de querer hacer las cosas de buena fe desde el desconocimiento no es algo que esta mal en sí. Es loable que las personas deseen ambientes lindos y sanos, llenos de verde y vegetación. Pero el manejo y funcionamiento de los sistemas complejos como los ecosistemas en donde hay tantas variables por y para tener en cuenta no es tarea fácil.

    Es más, muchas veces algunas políticas de Estado (no hablo de una región ni país en particular) propician la simplificación de estos sistemas complejos en nombre de la “conservación”. Pensemos el siguiente ejemplo, se quema un bosque y se pierde toda su riqueza natural, ¿es suficiente con plantar árboles nativos para restaurar o volver a como estaba antes del incendio ese sistema? Lamentablemente no. Puesto que un bosque es mucho más que los árboles que la conforman, son todas las especies de flora y fauna asociada, como pasturas, arbustos, otras especies de árboles, líquenes, animales mamíferos, reptiles, aves, insectos, hongos, y la lista sigue y sigue. Y encima, esta lista es particular y única para cada tipo de ecosistema.

    Últimamente, también, se han visto noticias de “bombas de semillas” para “apalear el cambio climático” pero son semillas de plantas exóticas en ambientes nativos, eso nunca termina bien. La tarea de conservar un ambiente, y no hablemos de restaurar o recuperar, es una ardua asignatura que requiere de conocimiento adecuado profesional interdisciplinario (biólogos/as, ingenieros/as ambientales, geólogos/as, entre otros) para el completo entendimiento de los ecosistemas.

Aplaudo el compromiso y el interés de todas esas personas que han compartido esas imágenes y noticias de bombas de semilla, pero desafortunadamente (y ojalá lo fuese) no es tan fácil como comer frutas y tirar semillas. Seamos conscientes, aprendamos, sigamos siendo curiosos y curiosas, vamos por buen camino.

¿Criptomonedas o criptocontaminación?

En la columna ambiental de hoy reflexionamos sobre que tan ecofriendly son las criptomonedas como el Bitcoin.

    Últimamente se habla mucho sobre las criptomonedas debido al desplome financiero del Bitcoin tras los anuncios del creador de la empresa Tesla, Elon Musk. Este análisis que se hace ha llegado hasta los cuestionamientos ambientales, ¿realmente el Bitcoin es ecofriendly o ambientalmente amigable?

    Antes de resolver esta duda, vamos a ver, de manera muy simplificada, qué es una criptomoneda y cómo funciona. Básicamente una moneda de este estilo es una moneda virtual electrónica que no tiene representación física como monedas o billetes que estamos acostumbrados a utilizar. Para que la criptomoneda exista, contamos con el “ecosistema” Bitcoin, formado por una red de usuarios que se comunican entre sí utilizando un protocolo encriptado (por eso cripto) a través de internet. La cantidad de Bitcoins es limitada y la obtención se realiza por medio de un proceso que se denomina “minería de Bitcoin”. Un mundo diferente al que estamos habituados. Su atractivo radica en las bajas tasas de pago que proporciona.

    Para que esta minería funcione es necesario contar con programas computacionales específicos y mega procesadores, que a veces tienen el tamaño de habitaciones enteras, para realizar las operaciones criptofinancieras. Estas computadoras gigantescas consumen una gran cantidad de energía eléctrica y uso de internet, lo cual no son buenas noticias para el ambiente. Pero vamos por partes.

    En cuanto al consumo energético, la estimación de consumo potencial varía según el tipo de criptomoneda (sí, hoy en día existen más de 10.000 monedas virtuales en todo el mundo y va en aumento), pero según cifras brindadas por el Centro de Energía Alternativa de la Universidad de Cambridge, el Bitcoin consume más energía en un año que Argentina, tal así que, si esta moneda fuera un país, estaría entre los 30 principales países consumidores de energía del mundo. Según este estudio, el consumo está en 150 TWh y las estimaciones máximas y mínimas varían entre 516 TWh y 47 TWh, respectivamente.

    Siguiendo, en cuanto a consumo de internet, se sabe que cada vez que “Googleamos” algo emitimos 0,2 gramos de CO2 (Dióxido de Carbono) esto significa que el efecto invernadero provocado por mil búsquedas equivaldría a conducir un coche durante un kilómetro. Sin embargo, Bitcoin lo exacerba. Las emisiones de carbono anuales de las criptomonedas son actualmente equivalentes a 7.000 millones de celulares cargándose, considerando uno por habitante del mundo.

    Está bien que el 40% de las formas de generación de energía que se utilizan para las monedas virtuales es por medio de energías renovables, y eso es muy bueno. Pero, si vemos uno de los informes de Cambridge Center, más de 90 TWh de Bitcoin se obtiene por medio de energías no renovables. En otras palabras, el consumo de electricidad proveniente de energías no renovables equivale aproximadamente al consumo de 10 millones de hogares durante el año.

Si las criptomonedas se acercaran a un nivel de adopción generalizada, como sucede con el papel moneda, la demanda de energía para las transacciones probablemente se dispararía tal como indican todas las proyecciones. Claro que, esta columna no dice que el papel moneda no traiga sus efectos al ambiente, después de todo, el papel se crea a partir de la celulosa de los árboles y tanto la deforestación como la creación del dinero genera grandes impactos ambientales como contaminación y cambio climático. Pero esa es historia para otra columna…

domingo, 6 de junio de 2021

No hay planeta B

En la columna ambiental de hoy, a un día del Dia Mundial del Ambiente, hacemos un recorrido histórico de todas las cumbres ambientales que ha habido y reflexionamos cuanto hemos (o no) avanzado en materia ambiental.

    Proteger y mejorar el ambiente es cuidar nuestra salud y la de nuestro planeta, con esta premisa todos los 5 de Junio se celebra el Día Mundial del Ambiente. Esta fecha emblemática se crea en el año 1974 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dos años después de la primera cumbre mundial que trata la temática ambiental, la cumbre de Estocolmo.

    La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano o Cumbre de la Tierra fue muy importante debido a que sentó las bases para la concientización y cuidado del ambiente. A partir de esta conferencia luego vendrían los protocolos ambientales internacionales, los artículos sobre el tema en nuestra Constitución Nacional y las leyes ambientales de presupuestos mínimos. Se celebró en Estocolmo, Suecia entre los días 5 y 16 de Junio de 1972 y participaron representantes de 113 países, 19 organismos intergubernamentales, y más de 400 organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. Como resultado se generó una Declaración de 26 principios sobre el ambiente y el desarrollo, un plan de acción con 109 recomendaciones, y una resolución. En sus apartados se trata el tema de la responsabilidad internacional en materia de contaminación y cambio climático, los cuales se transformaron en programas de seguimiento de la ONU junto con la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

    Luego de algunos años, en 1980, la creciente preocupación mundial sobre el deterioro de la Capa de Ozono puso en alerta al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y a la comunidad científica internacional. Por lo que en 1988 se firma el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, ratificado por los 33 países de América Latina y el Caribe, donde se crea un compromiso por adoptar medidas legislativas o administrativas en contra de actividades que puedan producir efectos adversos en la capa de ozono. En el mismo año se crea el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un foro para el estudio del calentamiento debido al efecto invernadero y los cambios climáticos mundiales, actualmente sigue en vigencia y todos los años suben informes completos y actualizados disponibles online para toda persona que desee leerlos.

    En 1989 se adoptó la Declaración de Helsinki sobre la protección de la capa de ozono. También entró en vigor el Protocolo sobre Sustancias que Erosionan la Capa de Ozono o Protocolo de Montreal. Pese a que el uso de cosas que liberen las sustancias CFC-11 (Clorofluocarbonados) que destruyen la Capa de Ozono tenían meta de cese para el año 2010, en la actualidad siguen siendo un problema debido a que también son considerados Gases de Efecto Invernadero (GEI), y se estima que el poder destructivo de una tonelada de CFC-11 equivale al de cerca de 5.000 toneladas de Dióxido de Carbono (CO2) .Los esfuerzos para informar sobre los efectos de los cambios climáticos se incrementaron aún más durante la Segunda Conferencia Mundial sobre el Clima celebrada del 29 de octubre al 7 de noviembre de 1990. En su Declaración ministerial, la Conferencia mencionó que el cambio climático constituía un problema global de carácter singular que requería una respuesta global.

    Luego, en 1992 se celebra en Río de Janeiro, Brasil otra gran cumbre como la de Estocolmo llamada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo con la participación de 158 países. El acontecimiento más importante de la Conferencia fue la apertura para la firma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) donde se debía estabilizar las concentraciones atmosféricas de GEI  a un nivel que evitara una interferencia humana peligrosa con el sistema climático. Por último, en 1997, se firma el Protocolo de Kioto en Japón donde se establece que la temperatura media global no debe llegar a un aumento mayor a 1,5ºC.

Ya han pasado varias décadas desde la primera convención. Sin embargo, en la actualidad ya tenemos refugiados debidos al cambio climático. Estamos dentro del mismo. En este nuevo día del ambiente, invito a que veamos como pasar de las firmas a la acción.